¿Sabías que la cesárea debe su nombre a Julio Cesar, que según cuenta la leyenda nació gracias a esta operación y que fue practicada por primera vez en su nacimiento?
Desde ese lejano día el número de cesáreas no ha dejado de aumentar cada año: representan aproximadamente un 20% de los nacimientos, dependiendo de una maternidad a otra. Se practica por prudencia quirúrgica, por el aumento de nacimientos múltiples (debidos a los embarazos por técnica de reproducción asistida), las razones son numerosas….
En este artículo te damos las indicaciones para las que se precisa una cesárea. Te explicamos cómo se desarrolla, con la anestesia y la intervención. Sin olvidar “el después”, porque es importante conocer las consecuencias de esta operación, para vivirla mucho mejor.
Una cesárea se practica siempre que el nacimiento por vías naturales presente un riesgo para la madre y el niño.
Algunas son previsibles durante el embarazo mientras que otras se declaran en el momento del parto.
Te presentamos las diferentes situaciones que justifican que se recurra a esta intervención.
Indicaciones conocidas antes del parto
La pelvis de la madre es demasiado estrecha para que el bebé pueda salir. Si el medico se percata de esta anomalía, el bebé nacerá por cesárea. Al ser previsto con antelación deja tiempo a la madre para prepararse a la intervención.
El bebé es demasiado grande, o se presenta en una posición anómala (de nalgas, de piernas). Se trata de un embarazo múltiple (trillizos o mas…)
En caso de placenta previa, es decir inserción baja de la placenta, que puede recubrir el cuello del útero y por tanto constituir un obstáculo par el paso del bebé.
Ciertos prematuros.
El medico detecta un sufrimiento fetal antes de la fecha prevista del parto.
La madre sufre del herpes vaginal, que puede contaminar gravemente el bebé en el momento de salir.
La madre sufre de hipertensión, con riesgo vital para la madre y el bebé.
La madre es diabética.
El factor RH de la madre y el niño son incompatibles.
El en caso de útero cicraticial y que el nacimiento conlleve un riesgo de hemorragia para la madre…
Estas son las indicaciones más frecuentes, pero pueden existir otras. Sólo el medico puede decidir si existe la necesidad de un parto por cesárea. Cuando se programa una cesárea, la decisión se suele tomar dos semanas o diez días antes de la fecha prevista del parto.
Indicaciones durante el parto
El obstreta puede decidir hacer una cesárea en el momento del parto.
En concreto, en el caso que durante el parto, el feto o la madre estén sufriendo durante demasiado tiempo.
También puede ocurrir por una dilatación insuficiente del cuello del útero, una mala postura del bebé, un bebé demasiado grande que no consigue bajar.
Todos estos signos se pueden detectar con rapidez, lo que permite una intervención inmediata.
LA ANESTESIA
La anestesia peridural
Tanto si se trata de una cesárea programada o si se decide durante el parto, en ambos casos se practica la anestesia peridural siempre que sea posible, en lugar de la anestesia general debido a varias razones.
Cuando la madre pide la peridural para el parto, sólo es necesario inyectar el anestésico por catéter. Si el equipo médico dispone de suficiente tiempo, la peridural permite evitar los efectos de la anestesia general y los riesgos que ello conlleva.
Además favorece una recuperación más rápida de la madre después de la intervención.
Para terminar, la anestesia peridural no « priva » a la madre del nacimiento de su bebé, y le permite cogerlo en brazos e incluso darle el pecho.
La anestesia general
Se practica cuando se decide hacer una cesárea de urgencia durante el parto y cuando la madre no ha deseado una anestesia peridural. Se puede utilizar si el dolor es muy fuerte, y en caso que haya complicaciones quirúrgicas. En ese caso la madre se duerme completamente y cuando se despierta tiene su bebé al lado.
LA PREPARACIÓN
A la madre se le coloca una sonda urinaria con el fin de evitar riesgos de perforación de la vejiga durante la incisión del abdomen.
Después se aplica un desinfectante sobre todo el abdomen.
LA INTERVENCIÓN
Una vez anestesiada, bien por peridural o por anestesia general, el médico hace una incisión en el abdomen por encima del área púbica (la cicatriz sera invisible con el tiempo).
Una vez realizada la incisión en el útero, se aspira el líquido amniótico y se saca el bebé.
La operación tan sólo lleva unos cuarenta a cuarenta y cinco minutos.
Una vez que el bebé ha nacido, el médico extrae la placenta, sutura la incisión con puntos o grapas que se retiran una semana más tarde.
Una vez pasada la intervención, el bebé esta perfectamente bien, y sólo es necesario tener en cuenta la convalecencia tras la operación, por lo que es necesario un poco de paciencia.
LOS PRIMEROS DÍAS
Es importante no olvidar que la cesárea es una operación, y por tanto los días que siguen a la intervención la zona del abdomen está dolorida, y es necesario que la incisión cicatrice.
Durante los días siguientes se acumula el cansancio debido al parto y más aún debido a la intervención. No pasa nada, no hay que dudar en preguntar todo lo necesario a tu doctora o las enfermeras: Están también para informar y responder a todas las dudas.
Será necesario tomar medicamentos para aliviar el dolor.
Al día siguiente de la intervención es posible incorporarse y caminar, aunque al principio parece un poco difícil, no hay que preocuparse: los progresos son rápidos. Es indispensable caminar para prevenir un riesgo de accidente vascular, en concreto la flebitis. Hay que ir poco a poco, la madre no debe levantarse sola. Es importante llamar a la enfermera para solicitar ayuda. No hay que correr el riesgo de una caída o de un mareo.
La madre queda hospitalizada un poco más de tiempo que en el caso de un parto normal: entre uno a dos días. Puede parecer un poco largo pero en realidad se trata de una precaución indispensable para que todo vuelva a la normalidad, la recuperación del transito intestinal y la ausencia de todo signo de infección.
El transito intestinal se recupera en 48 horas, aunque es posible tener espasmos intestinales debidos al gas. El equipo médico puede ayudar a aliviar esta situación gracias a algunos masajes.
Los hilos quirúrgicos se retiran a los 7 días posteriores a la intervención. Pero es necesario tener paciencia, el vientre estará sensible al nivel de la cicatriz y es posible sentir todavía algunas contracciones. Es importante descansar y pedir que la familia pueda echar una mano al volver a casa.
LA LACTANCIA
Se recomienda dar el pecho después del parto: la relación entre la madre y el bebé se realizará de forma mucho más fácil.
En las dos horas que siguen al nacimiento, el reflejo de succión del bebé es muy fuerte. La madre se debe instalar confortablemente, reposando el bebé sobre un cojín bajo el brazo, para evitar que no se repose sobre el vientre.
Además la lactancia favorece las contracciones y ayuda a que el útero recupere su talla normal.
¿Y CON EL PRÓXIMO BEBE?
El hecho que se haya practicado una cesárea una vez no quiere decir que los próximos partos tengan que realizarse por cesárea. Depende de las indicaciones de la primera intervención. Por ejemplo, si el bebé venía de nalgas no quiere decir que pase lo mismo en el siguiente parto. En cualquier caso no habrá ningún problema si es necesario practicar una cesárea en los partos sucesivos.