Afectar la erección y no volver a eyacular son algunos de los temores que tienen muchos hombres para tomar la decisión de practicársela. Este método de planificación familiar definitivo o de anticoncepción masculina, que tiene como objetivo interrumpir el conducto deferente por donde viajan los espermatozoides desde los testículos, no genera ninguno de estos problemas. “En esta cirugía uno liga solo los conductos deferentes, no se ligan arterias ni venas; por lo tanto, no se alteran la producción ni el transporte de hormonas, así que no va a haber ningún cambio en el comportamiento sexual”, explica Alejandro Fernández, especialista en urología, con experiencia en salud sexual y reproductiva.
Cualquier hombre, mayor de 18 años, puede practicarse el procedimiento, e idealmente debe estar de acuerdo con su pareja para utilizar este método.
Fernández enfatiza en que “están dentro de la sección de los derechos sexuales y reproductivos, donde cada uno tiene el derecho a decidir cuántos hijos va a tener. Así que si un individuo no desea tener hijos, puede tomar la opción. Siempre se le plantean alternativas al paciente, pero si él insiste, es legal ofrecerle el servicio”.
Es un procedimiento quirúrgico ambulatorio, se realiza con anestesia local y dura aproximadamente de 5 a 7 minutos, en donde se liga y corta el conducto deferente. “Por una pequeña incisión se hace la extracción de cada conducto; éste se liga con seda y se corta un segmento. Luego se interpone un tejido propio del deferente sobre una de las puntas para dar mayor seguridad al procedimiento”, explica el experto. Sin embargo, durante un tiempo prudente, el hombre debe continuar protegiéndose, pues después de realizarse la cirugía, el paciente sigue eyaculando el 97 por ciento del líquido usual. “El concepto básico es así: en cada relación sexual se eyacula el líquido seminal; este proviene de la vesícula seminal y de la próstata en un 97 por ciento, y de líquido proveniente de los testículos en un 3 por ciento”, añade. Después de la cirugía, toma aproximadamente unos tres meses y casi 25 relaciones sexuales para que se vacíe el conducto deferente.
El urólogo Ignacio Alvira recomienda tener un relativo reposo, no tener relaciones sexuales por una semana y continuar utilizando otro método de planificación familiar por tres meses posteriores al procedimiento, hasta la realización de un examen del semen (espermiograma) en el cual se confirme la ausencia de espermatozoides.