Lejos de la cocina afrodisíaca, algunas recomendaciones sobre qué alimentos colaboran y cuáles no con la buena vida sexual.
Nos repiten hasta el cansancio las consecuencias de la obesidad sobre la salud, pero no se dice tanto sobre cómo los malos hábitos en la mesa puede ser, en algunos casos, el origen de problemas sexuales. La relación entre la nutrición y la sexualidad no es una novedad, pero tampoco es un alerta sanitario.
El libro “Eat this, not that” (“Come esto, no aquello”, sería la traducción más o menos literal) pretende funcionar como guía para elegir qué comer y qué no. Qué cosa es preferible a qué otra cuando pensamos que queremos una vida con buen sexo. Lo cierto es que la obesidad baja la líbido al piso, provoca cambios bioquímicos desfavorables y disminuye el flujo sanguíneo. Y para tener una vida sexual saludable necesitamos tener ganas, hormonas que funcionen correctamente y sangre corriendo por las venas hacia los sitios a donde debe llegar. No es para olvidarlo. También los problemas de fertilidad encuentran su causa, ocasionalmente, en el exceso de peso. Como guía de acción, propone alimentos recomendables y otros que más vale tachar de la lista.
Vayamos a algunos ejemplos: sí a las bananas porque tienen potasio y vitamina B que colaboran con la reproducción de ciertas hormonas que conviene tener. En cambio le baja el pulgar a las ostras, que tanta prensa afrodisíaca supieron cosechar: aunque es cierto que tienen unos aminoácidos que predisponen al sexo, habría que comerse 50 de una sentada para que funcione. Demasiado para tener en el estómago justo en ese momento.
Con el chocolate está todo bien, aunque sólo si tiene altos porcentajes de cacao, (60 por ciento para empezar a hablar) porque comerlo libera endorfinas que nos predisponen para sentir placer. Descartar el chocolate blanco, que no tiene cacao. Obviamente engorda, pero el truco acá es dosificar, no hace falta tragar la barra entera.
Que sea picante en la boca no quiere decir que vaya a resultar picante en otros sentidos. Los chiles tan coloridos, por ejemplo, parecen no tener nada que ofrecer. Otra falsedad habitual de la cocina afrodisíaca que proponía una falsa relación entre lo picante, la temperatura corporal y las ganas de ir a la cama.
Sí es cierto que una copa de vino puede ayudar. Pero aquí otra vez resulta fundamental ser medidos. Una copa de vino relaja y desinhibe, muchas copas de vino emborrachan y, bueno, pueden resultar contraproducentes. En cambio las bebidas energizantes, mejor perderlas que encontrarlas. Puede parecer que te ponen a mil, pero la cafeína y las grandes dosis de azúcar bajan los niveles de testosterona. La testosterona, amigos, es la que acompaña la excitación sexual. No se diga mas. Comer bien y tener mejor sexo. Esa es la relación a tener en cuenta.