La respuesta es sencilla: ¡cuanto antes! En el momento en que sospeches que estás embarazada o tengas ya una prueba de embarazo positiva, llama a tu especialista (ginecólogo, obstetra ) para pedir tu primera cita de control prenatal.
Si ya estás embarazada, el control prenatal debe empezar entre las seis y ocho semanas de embarazo (contadas desde el primer día de tu último período menstrual). Debes llamar a tu médico cuanto antes porque sus horarios suelen estar ocupados, y puedes tardar varias semanas en conseguir una cita.
Si no tienes un ginecólogo de confianza, solicita recomendaciones a tus amigas, familiares u otras mamás que hayan tenido bebés recientemente.
Cuando el embarazo es planificado, lo ideal es asistir donde el ginecólogo antes de quedar embarazada para verificar tu buen estado de salud y realizar un examen físico general.
En el momento en que empieces a planificar un embarazo, también debes empezar a tomar 400 mcg de ácido fólico, que es suplemento nutritivo que ayuda a prevenir defectos congénitos graves de la columna vertebral y cerebro del bebé. Según la recomendación de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), debes tomar ácido fólico desde tres meses antes de quedar embarazada hasta el final del embarazo, aunque también puede obtener este nutrimento en tu dieta normal
¿Por qué es importante el control prenatal en el embarazo?
El control prenatal es el cuidado médico que recibes de forma periódica durante el embarazo.
Su objetivo es darle seguimiento al desarrollo de tu bebé, asegurar el bienestar de tu embarazo, cuidar de tu cuerpo durante los cambios que atraviesa, y controlar el progreso de ambos durante el transcurso de tu espera.
En un embarazo normal y sin complicaciones, las citas de control prenatal suelen ser mensuales hasta las 28 semanas de embarazo, cada dos semanas hasta alcanzar las 36 semanas de embarazo, y semanales hasta el nacimiento.
Tu primera cita de control prenatal
Durante tu primera cita de atención prenatal debes contestar cuestionarios y sobrellevar una serie de exámenes médicos y de laboratorio para establecer tu bienestar y el de tu embarazo, incluyendo una prueba de embarazo para confirmar tu embarazo, vigilar tus tensión arteial, pulso, tu peso, un exámen físico, evaluación ginecológica y la prueba de VIH (SIDA).
En el laboratorio tendrás exámenes de sangre y orina para determinar tu tipo sanguíneo, descartar anemia, infecciones y complicaciones, e identificar cualquier condición que pueda requerir tratamiento. Es posible que tu médico también solicite una prueba de ultrasonido para examinar el sitio de implantación, corroborar la edad gestacional y que ya se observe la frecuencia cardiaca de tu futuro bebé.