Descubrirse un bulto en el pecho puede asustar a cualquier mujer. El primer pensamiento es: “¿Será un tumor maligno?”. Pero lo más probable es que no lo sea. Habitualmente, se trata de una alteración del tejido que conforma la glándula mamaria, que está sometida a fluctuaciones hormonales a lo largo de la vida.
Estos bultos o nódulos en el pecho son la causa más frecuente de consulta al ginecologo entre las mujeres de 18 a 40 años. “Se estima que el 80% de los problemas mamarios son benignos, y se producen con más frecuencia en mujeres jóvenes en edad reproductiva, mientras que la patología maligna es más común en mujeres con edades próximas a la menopausia y después de ésta”.
Sin embargo, si aparece un bulto en el pecho, siempre debe ser examinado por el experto para averiguar su naturaleza y descartar una posible malignidad. Así lo afirma el dr. Jordi Xercavins, presidente de Ginecología Oncológica y Patología Mamaria de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia: “Como norma general, se debe consultar al médico ante cualquier lesión en la mama que aparece por primera vez, persiste más de dos o tres semanas y no desaparece después de la menstruación”.
Es recomendable acudir a un ginecólogo que esté especializado en patología mamaria. Eso sí, es muy importante intentar no alarmarse y, sobre todo, facilitar el diagnóstico haciéndose algunas preguntas antes de acudir a la consulta, como por ejemplo: ¿En qué fase del ciclo menstrual me encuentro? ¿El bulto apareció antes de la regla o después? ¿Ya me lo había notado en otras ocasiones? “Lo realmente importante es que transcurra el menor tiempo posible entre el descubrimiento del bulto y la consulta médica”.
Una vez en la consulta, el ginecólogo realizará, en primer lugar, una historia clínica completa: antecedentes personales y familiares, menstruación, tratamientos hormonales, etc. Después efectuará la exploración de la mama y de las axilas, y pedirá una mamografía. Si en ésta no se observa nada o es necesario definir las características del tumor que aparece en ella, solicitará una ecografía. En muchos casos, sólo es necesario seguir un control periódico.
Patologías más habituales
El desarrollo del pecho atraviesa tres etapas fundamentales a lo largo de la vida. La primera es la del desarrollo (hasta los 18 o 20 años). La segunda es la época de actividad hormonal cíclica regular (hasta los 40 años) y, por último, la tercera es la fase de involución, que comienza a partir de los 40 años, aproximadamente.
En cada una de estas etapas es común que aparezca un tipo determinado de patología benigna. Por ejemplo, durante los años de desarrollo, los lóbulos de la mama aumentan de tamaño y dan lugar a fibroadenomas. En la fase reproductiva, y coincidiendo con los ciclos menstruales, suele aparecer dolor y abultamiento, conocido como mastopatía fibroquística. Además, durante la lactancia puede tener lugar episodios de mastitis (inflamación de la glándula mamaria). En la última etapa, durante los años de la menopausia, los lóbulos se vuelven anómalos y, al envejecer, pueden producir quistes.
• Fibroadenoma: Es el tumor benigno más frecuente. Se trata de un crecimiento mayor del tejido en algunas zonas de la mama, que forman un bulto, redondeado y con mucha movilidad. Por lo general, casi nunca duele y su crecimiento suele producirse a un ritmo muy lento.
• Mastopatía fibroquística: Consiste en un crecimiento excesivo del tejido fibroso, que da lugar a zonas irregulares o densas en el pecho, con la sensación de palpar pequeños bultos o áreas más duras. Puede estar acompañada de dolor y pesadez, que se acentúa en los días anteriores a la menstruación.
• Quistes: Son bultos lisos y móviles, cuyo tamaño varía. Algunos son imperceptibles y otros se perciben sin necesidad de tocar. Pueden resultar dolorosos e incómodos.
Cuando sí es maligno…
El porcentaje de cáncer de mama con respecto a las lesiones benignas aumenta con la edad, y el pico de incidencia se da entre los 45 y los 60 años. Sin embargo, la enfermedad no suele presentar síntomas en los estadios iniciales. El primero en aparecer es un bulto duro indoloro y con bordes irregulares. Pero no todos presentan esas características. Por eso, ante cualquier anomalía se debe acudir al médico.
UNA VEZ AL MES, AUTOEXPLORACIÓN
• No existe ningún método para prevenir las patologías de la mama y por eso es tan importante la revisión anual. Además, los ginecólogos insisten en la importancia de la autoexploración mamaria, que debe hacerse todos los meses, “ya que permite a la mujer aprender a conocer la estructura normal de sus mamas”
• ¿Cómo hacerla? Elige uno de los días posteriores a la regla (cuando los pechos están más laxos) y realiza la palpación con las falanges y los dedos juntos, no sólo con la punta. Presiona suavemente la mama y realiza pequeños movimientos circulares.
• Primero obsérvate ante el espejo, con los brazos colgando. Luego, levántalos por encima de la cabeza. Fíjate si existe algún cambio en la forma y el tamaño, y si hay tirantez en la piel, inflamación, secreción o sangre en los pezones.
• Para examinar la zona cercana al esternón, túmbate en la cama, con el brazo flexionado y la mano bajo la cabeza.