La mayoría de los bebés que nacen de embarazos después de los 40 años nacen sanos. Sin embargo, es un hecho inevitable que los riesgos durante el embarazo aumentan con la edad, debido en parte al deterioro de la salud general de la madre, la disminución en la cantidad y calidad de los óvulos, y los cambios en la salud reproductiva de la mujer que empiezan a partir de los 35 años.
Estas son algunas de las dificultades que puedes enfrentar en un embarazo de alto riesgo:
Problemas de fertilidad.
El primer obstáculo para las mujeres de 40 años es la concepción. A partir de esa edad, tu fertilidad desciende en un 50%, porque te quedan menos óvulos y la mayoría de ellos no son viables o son defectuosos. Y para complicar un poco más las cosas, la fertilidad masculina también inicia su declive a partir de los 30 años. La recomendación general es que intentes quedar embarazada por tu propia cuenta primero, y si después de seis meses no tienes éxito, consulta a un especialista en fertilidad para hablar de las pruebas necesarias, tratamientos y opciones.
Pérdida temprana.
Una vez embarazada, corres un mayor riesgo de tener una pérdida temprana (antes de finalizar el tercer mes de embarazo). Estos son los porcentajes según March of Dimes:
Menores de 35 años 12-15%
Mayores de 35 años 25%
De los 35 a los 39 años 20%
40 a 44 años 35%
45 años y mayores 50%
Anomalías congénitas.
Los defectos cromosómicos son más frecuentes al aumentar la edad de la madre. Óvulos defectuosos o problemas a la hora de la división celular pueden resultar en anomalías congénitas.
Síndrome de Down.
Las madres mayores de 35 años también corren un riesgo elevado de concebir un bebé con síndrome de Down. Según el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, uno de cada 1.250 bebés nacen con síndrome de Down si el embarazo se da a los 25 años, de allí en adelante las posibilidades aumentan:
1 en cada 400 a los 35 años
1 en cada 100 a los 40 años
1 en cada 30 a los 45 años
Riesgo de complicaciones durante el embarazo.
Tu edad te pone en riesgo de complicaciones o enfermedades como:
Diabetes gestacional – niveles elevados de glucosa durante el embarazo.
Preclampsia – presión arterial elevada.
Placenta previa – cuando la placenta se ubica en la parte inferior del útero, bloqueando la apertura hacia el cuello uterino.
Desprendimiento prematuro de la placenta – sucede cuando la placenta se desprende del útero antes de que el embarazo llegue a término.
Sangrado vaginal – que puede ser señal de pérdida u otras complicaciones.
Parto prematuro – el nacimiento del bebé antes de las 37 semanas de gestación.
Bajo peso al nacer -un bebé con peso menor a 5,5 libras.
Pérdida o mortinato – muerte del bebé durante el embarazo o al nacer
Parto por cesárea – la combinación del riesgo por la edad y por los demás factores pueden causar que la madre requiera un parto por cesárea. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por su siglas en inglés), 47% de las mujeres mayores de 40 tienen a su bebé por cesárea.
Riesgo por enfermedades crónicas.
Con el paso de los años, tu salud general también se deteriora. Gracias al control prenatal se pueden descubrir enfermedades crónicas que afectan también al embarazo, como la diabetes, problemas de la presión, problemas del corazón o riñones, y fibromas uterinos, entre otras. Si sabes que padeces estas u otras condiciones, consúltale al médico sobre los cuidados necesarios previo a quedar embarazada.